POR_ DZITBALCHEACTUALLa
historia que leerá a continuación, es un hecho narrado por don “Jorge A……”,
habitante de esta ciudad de Dzitbalché, con quien DzitbalcheaActual tuvo la
oportunidad de conversar hace unos días.
Esto
sucedió hace apenas unos años, diez cuando mucho.-comento don Jorge-
Sucedió
una tarde del mes de marzo, la sequia estaba azotando y era momento adecuado
para la quema del momento para prepararnos para sembrar, por lo que decidí irme
a mi milpa que se encuentra a varios kilómetros del pueblo, en un ligar
conocido como “X kakáb”-
¿Carlos
me puedes alcanzar en la tarde el pozole? esta lejos y no quiero viajar, voy a
quedarme a dormir en la parcela, por favor llévame el pozole cuando regreses de
la escuela para que yo desayune.-le dije a mi hijo de apenas 10 años de edad, y
tras aceptar Salí con rumbo al monte, como es lejano me fui en bicicleta y
tarde mas o menos una hora en llegar.
Estando
ahí empecé a cortar las matas alrededor de la parte donde sembraría para que
cuando prenda la candela no se quema mas de la cuenta ya que no hay agua y no
podría acabarlo y al internarse en el monte el fuego muchos animales mueren.
Entro
la noche y mi chamaco no llegaba, pero ya era tarde para regresar a mi casa
además que era muy peligroso porque entro la noche, asi que me colgué mi hamaca
bajo de la casita de maderas donde me quedo en mi monte.
Como
es suponerse al estar alejado del pueblo y estando en el monte no existe
electricidad y solo estaba bajo la luz de una velita a punto de culminarse, por
lo que acerque bajo la hamaca mi lámpara de casería que funciona con pilas.
Al
cabo de un rato el viento apago la vela, y fue cuando lo extraño empezó a
presentarse, ya que escuche como “algo” pego el guano y entro corriendo y
brinco sobre la hamaca, por el peso supuse se trataba de un niño pequeño.
Ya
lo viste Carlos te estas guardando si crees que vas asustarme estas
pen….(tonto), porque quien mas va estar acá ni el diablo viene hasta acá tan
lejos, eres tu salte y amarra tu hamaca y acuéstate para que te vayas temprano
a Dzitbalché otra vez.-dije suponiendo que mi hijo estaría tratando de jugarme
una broma.
Susto
me lleve cuando nadie me contesto y solo vi un bulto negro como la sombra de un
niño yéndose al monte y en menos de dos minutos corrió de nuevo sacudió mi hamaca
y como niño pequeño dio un giro en la hamaca y huyo otra vez.
Estuvo
realizando esto el “niño” como cinco o seis veces, cosa que me enca…(enojo), y
al recordar que tenia cerca la lámpara me prepare apuntando el brazo de la
hamaca y justo cuando la sombra volvió y se disponía a dar su giro y sacudirme
encendí la lámpara.
A punto infartarme estuve cuando no vio nada,
ni la sombra de la criatura estaba y en el monte empezaron los ruidos extraños,
y Rex, mi perro, que tenia llevado desde mi casa, y que dejaba afuera de la chocita ladraba como si estuviera
viendo un espectro, yo dirá que mas que ladrar aullaba o se lamentaba.
Me
aferre a la cruz que siempre ando en el cuello y tragándome mi miedo alcance a
decir:
“Seguramente
son los ángeles de Dios que vinieron a cuidarme por que estoy muy solo, lo
bueno que Diosito vino y trajo a estos
angelitos juguetones a cuidarme para que
no este solo acá, porque como yo pienso por estos rumbos no ni el diablo
anda”.-recite muy fuerte.
Acto
seguido escuche el ruido otra vez en el guano y vi de nuevo a la sombra del
“angelito juguetón” correr y salir al monte acto seguido todo regreso a su
normalidad, y dejo de aullar Rex tan escalofriantemente.
No
se si fue la fe en Dios que me salvo esa noche, o si en realidad fueron angelitos
juguetones los que se presentaron, lo cierto es que sea lo que sea Dios fue mi
compañía y hasta ahora me cuida, pero a mi monte ya no regreso de noche,
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